La nuestra es la misma lucha antifascista de Marcelo Quiroga Santa Cruz


 Por: Edmundo Juan Nogales Arancibia


El 17 de julio de 1980 murió un compañero, un líder absolutamente comprometido con la lucha por el Socialismo con rostro propio en Bolivia, la lucha por la recuperación de la democracia y contra el fascismo al que apela la clase burguesa cuando su hegemonía es amenazada.

Marcelo Quiroga Santa Cruz, como revolucionario marxista que fue, dejó en claro que el fascismo no puede ser entendido sin su carácter de clase, las dictaduras barrientista y luego banzerista que asolaron nuestro país se incubaron originados en los intereses de una clase burguesa, que está dispuesta a masacrar al pueblo antes que perder el poder político y económico en los períodos de crisis del sistema capitalista. Por eso Marcelo acusó a la dictadura de Hugo Banzer no sólo por sus crímenes políticos sino también por su latrocinio económico que enriqueció aún más a la oligarquía.

Fue ese fascismo –expresado por el golpista Luis García Meza y por el dictador Hugo Banzer- que asesinó al compañero Marcelo Quiroga Santa Cruz en julio de 1980; exactamente igual que cuatro décadas después, el año 2019, cuando masacró al pueblo en Sacaba-Huayllani, en Senkata y en Pedregal, movido por los mismos intereses oligárquicos de la época en que contra ellos luchó Marcelo. Los intereses antipopulares que defienden son los mismos, aunque los nombres varían, ya no son Barrientos, Banzer o García Meza, ahora se llaman Añez, Murillo, López, Quiroga, Camacho, Mesa.

La lucha que el compañero Marcelo Quiroga Santa Cruz emprendió contra el fascismo no terminó ni siquiera con la recuperación de la democracia en octubre de 1982, porque el sistema que engendró el fascismo –el capitalismo- persiste y es contra ese sistema que Marcelo planteaba la necesidad de una lucha anticapitalista, antiimperialista y socialista. La pervivencia de una oligarquía capitalista asentada en Santa Cruz explica cómo, el año 2019, se truncó la democracia de manera violenta con las mencionadas masacres, con el apresamiento de muchos compañeros y compañeras que resistieron el golpe, y con el exilio de muchos otros que tuvieron que salvar sus vidas. Es el caso del compañero Alfredo Rada quien aún no puede volver por un absurdo intento de procesamiento iniciado el 2007 (¡nada menos que hace quince años!) por el Fiscal General derechista Mario Uribe, cuando un equipo de militantes revolucionarios a la cabeza de Rada, desde el Ministerio de Gobierno, defendieron la Asamblea Constituyente y frenaron poco después, en 2008, el primer intento de golpe de Estado contra Evo.

Será ese mismo fascismo de las épocas de Marcelo Quiroga, que rebrotó en el golpe del 2019, que este jueves 21 de julio se movilizará desde Santa Cruz (que no por casualidad es el bastión de las logias burguesas) con aquellos grupos que defienden los privilegios de clase como el Comité Cívico de esa ciudad, el Colegio Médico que sólo defiende los privilegios de los galenos, algunos grupos empresariales que se camuflan detrás de supuestas dirigencias gremiales (como el caso del octogenario Francisco Figueroa), la directiva de Adepcoca que representa intereses vinculados a la derecha, la decadente Conade que en el último tiempo se dedicó a defender a la golpista sentenciada Jeanine Añez, y los grupos paramilitares (la Unión Juvenil Cruceñista, la Resistencia Juvenil Kochala) que aún operan en el país porque no fueron desactivados a través de juicios a sus integrantes.

El fascismo acudirá al sabotaje económico para generar las condiciones de convulsión social que permitan un nuevo intento de desestabilización, esta vez contra el gobierno del compañero Luis Arce. Va acudir a un falso discurso de “defensa del Censo”, cuando en realidad lo que les interesa a los fascistas es parar los procesos judiciales en curso contra los golpistas, quieren que haya impunidad porque están dispuestos a intentar de nuevo derrotar al pueblo boliviano, su democracia, su proceso de cambio y su gobierno.

Frente a estos afanes desestabilizadores, la unidad y la movilización de las fuerzas sociales indígenas, obreras y populares debe seguir siendo la respuesta.

*Palabras pronunciadas en la sede la FSTMB, durante el acto recordando los 42 años del asesinato de Marcelo.


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